El Papel de la Atención en la Percepción del Sonido
La atención es una capacidad limitada que actúa como la linterna de un minero: lo que ilumina se amplifica y se vuelve más consciente, observamos todos los detalles, mientras que el resto queda en la oscuridad.
En la misofonía, este foco de atención se fija de manera automática en los sonidos desencadenantes, amplificándolos y haciendo que parezcan aún más insoportables. Sin embargo, podemos entrenar la atención para redirigirla de manera voluntaria y romper este patrón.
En este artículo, exploraremos: Cómo funciona la atención en la misofonía.
Por qué entrenarla es clave en el tratamiento para la misofonía.
Ejercicios prácticos para mejorar el control atencional y reducir la reactividad a los sonidos.
Si alguna vez has sentido que tu atención está atrapada en un sonido molesto y no puedes dejar de escucharlo, este entrenamiento puede ayudarte.

Objetivos del Entrenamiento Atencional en el Tratamiento de la Misofonía
¿Cómo Funciona la Atención en la Misofonía?
La atención es un recurso limitado que constantemente nos ayuda a desenvolvernos en el mundo. Su función principal es seleccionar lo que consideramos relevante e ignorar el resto.
Ejemplo: Si estás en una fiesta ruidosa y alguien menciona tu nombre en una conversación cercana, automáticamente tu atención se dirigirá a ese sonido, incluso si antes no estabas escuchando activamente esa conversación.
En la misofonía, ocurre algo similar, pero de forma negativa:
El foco atencional se fija en el sonido desencadenante.
El cerebro lo amplifica, volviéndolo cada vez más insoportable.
Se genera una reacción emocional intensa, como ira o ansiedad.
El cuerpo entra en un estado de alerta, esperando el siguiente ruido.
Este ciclo se repite una y otra vez, haciendo que cada vez sea más difícil ignorar los sonidos molestos.
La buena noticia: La atención es entrenable, y con la práctica adecuada podemos aprender a redirigirla de manera más flexible, evitando que quede atrapada en los sonidos desencadenantes.
Objetivos del Entrenamiento Atencional en la Misofonía
Cuando trabajamos el entrenamiento atencional, lo hacemos con varias intenciones clave:
Entrenar la atención para dirigirla donde nos interesa.
Así interrumpimos la autofocalización en los sonidos molestos y logramos mayor flexibilidad atencional.
Demostrar que los procesos mentales son controlables y entrenables.
Con la práctica, comprobamos que no es necesario monitorizar el sonido de la misofonía para controlarlo.
Obtener una nueva capacidad de afrontamiento.
En lugar de quedarnos atrapados en el sonido, aprendemos a usar estrategias más funcionales para manejar la situación.
“La atención es como un foco de luz: si todo está apagado, la luz se centrará en el sonido y lo convertirá en insoportable.”
Nuestra meta final no es hacer desaparecer el sonido, sino disminuir su percepción durante un tiempo, lo que te ayudará a ganar control sobre tu experiencia y reducir el malestar.
Ejemplo:
Imagina que estás conduciendo un coche por una carretera tranquila. De repente, te das cuenta de que la gasolina está baja, y todo tu enfoque se dirige a encontrar una estación de servicio. Mientras conduces, te das cuenta de que no estás prestando atención al sonido del motor o al tráfico que te rodea, aunque normalmente los escucharías claramente. Solo cuando encuentras la estación de servicio y tu tensión disminuye, te das cuenta de que el motor estaba haciendo un ruido extraño, pero no lo habías notado antes porque tu atención estaba completamente centrada en algo más urgente.
Este ejemplo demuestra cómo tu atención se puede enfocar en una prioridad y, al hacerlo, ignorar otros estímulos que normalmente serían molestos. Así, el entrenamiento atencional te permite manejar mejor la misofonía al redirigir tu atención lejos del sonido que te molesta.

Ejercicios de Entrenamiento Atencional para Reducir la Reactividad a los Sonidos
Ejercicios de Entrenamiento Atencional para la Misofonía
Estos ejercicios están diseñados para fortalecer tu capacidad de dirigir y alternar tu atención de manera flexible, reduciendo la fijación en los sonidos molestos.
- Ejercicio de Atención Selectiva
Objetivo: Aprender a seleccionar un estímulo auditivo y mantener la atención en él, a pesar de la presencia de otros sonidos.
Cómo hacerlo:
Busca un entorno con varios sonidos de fondo (ejemplo: una cafetería, un parque, tu casa con el televisor encendido).
Elige un sonido específico al que quieras dirigir tu atención (puede ser la música, una conversación a lo lejos o el ruido del viento).
Concéntrate exclusivamente en ese sonido e ignora el resto.
Si tu atención se desvía a un sonido desencadenante, redirígela conscientemente de vuelta al sonido elegido.
Mantén este enfoque durante al menos 5 minutos y aumenta progresivamente el tiempo de práctica.
Beneficio: Fortalece la capacidad de dirigir la atención de forma intencional en lugar de quedar atrapado en los sonidos molestos.
- Ejercicio de Atención Alternante
Objetivo: Entrenar la capacidad de cambiar de un estímulo a otro de manera rápida y flexible.
Cómo hacerlo:
Escoge tres sonidos distintos en tu entorno.
Concéntrate en un sonido durante 10 segundos y luego cambia voluntariamente a otro.
Repite el proceso con el tercer sonido y vuelve a empezar.
Si en algún momento tu atención se fija en un sonido desencadenante, cambia rápidamente a otro sonido neutral.
Beneficio: Entrena la capacidad de desengancharse de los sonidos molestos y alternar la atención de forma consciente.
- Ejercicio de Expansión Atencional
Objetivo: Ampliar la percepción para incluir múltiples sonidos en lugar de enfocarse solo en el desencadenante.
Cómo hacerlo:
Cierra los ojos y escucha todo el paisaje sonoro a tu alrededor.
Identifica al menos 5 sonidos diferentes (el tráfico, una puerta, pasos, un ventilador, etc.).
Mantén la conciencia de todos los sonidos al mismo tiempo, sin enfocarte en ninguno en particular.
Si un sonido desencadenante llama tu atención, intégralo en el paisaje sonoro sin darle prioridad.
Beneficio: Reduce la fijación en los sonidos molestos al expandir la percepción auditiva.
Conclusión: La Clave Está en la Práctica
El entrenamiento atencional es una herramienta fundamental en el tratamiento de la misofonía, ya que permite:
Recuperar el control sobre la percepción de los sonidos.
Reducir la reacción automática de molestia y ansiedad.
Interrumpir el ciclo de autofocalización en los sonidos desencadenantes.
Recuerda: esto no es un cambio instantáneo, sino un proceso que requiere práctica diaria. Con el tiempo, notarás que puedes redirigir tu atención de manera más flexible, reduciendo la intensidad de tu reacción a los sonidos molestos.
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