¿Por qué me molestan ciertos sonidos?: Todo sobre la Misofonía
La misofonía es una condición neurosensorial en la que determinados sonidos desencadenan una reacción emocional intensa e involuntaria. Esta reacción puede ir desde una molestia profunda hasta una sensación de ira, ansiedad, asco o angustia. No se trata de simple intolerancia al ruido ni de “manías personales”, sino de una vivencia real, limitante y que interfiere significativamente en la calidad de vida de quienes la padecen.
Las personas con misofonía no reaccionan a cualquier sonido, sino a estímulos específicos: los llamados sonidos desencadenantes. Suelen ser repetitivos, rítmicos, y producidos habitualmente por otros humanos en situaciones cotidianas.
Sonidos comunes que desencadenan la misofonía
Masticar o sorber
Respiración ruidosa
Clics de bolígrafos
Teclado del ordenador
Chasquidos con la lengua
Ruidos de garganta
- Ladridos de perros
- Murmullos o sonidos al caminar en los vecinos
- Sonidos de zumbidos eléctricos o bolsas de plástico
Aunque pueda parecer insignificante desde fuera, para quien lo experimenta, cada exposición puede suponer una batalla interna: tensión muscular, taquicardia, dificultad para concentrarse, evitación de espacios sociales o, incluso, ataques de ansiedad.

¿Por qué me afecta tanto?: Sensibilidad y procesamiento emocional
Una de las claves para entender la misofonía es reconocer que no se trata solo del sonido en sí, sino de cómo lo procesa nuestro cerebro y de qué significado emocional tiene para nosotros.
Alta sensibilidad y sistema nervioso hiperreactivo
Muchas personas con misofonía tienen un sistema nervioso especialmente sensible. Esto no es una patología, sino una forma distinta de percibir e interpretar el mundo, que puede ser una fortaleza en muchos aspectos, pero que también nos expone a una mayor saturación sensorial.
Como en muchos trastornos del procesamiento sensorial, el cerebro detecta estos sonidos como amenazas, lo que activa una respuesta de lucha o huida. Y lo hace de forma automática, sin que la persona pueda racionalizarlo o “elegir” cómo sentirse.
¿Qué tiene que ver lo emocional?: De lo fisiológico a lo relacional
En consulta, trabajamos con la idea de que la misofonía no solo vive en el oído, sino también en la historia personal.
A menudo, los sonidos no solo molestan por su volumen o repetición, sino por cómo interpretamos la intención del otro. Muchas personas con misofonía dicen frases como:
“Me siento invisible cuando hacen eso cerca de mí.”
“Parece que me lo hacen a propósito.”
“Siento que no tiene ni media consideración o respeto.”
“Estoy harta de ser la rara o la exagerada.”
Por eso es tan importante diferenciar entre la repercusión objetiva de un sonido (el volumen, la frecuencia…) y la repercusión subjetiva, es decir, lo que creemos que el otro está haciendo con nosotros al emitirlo.
Algunas claves para empezar a comprender lo que te pasa
Saber que eres especialmente sensible no es un defecto: es un punto de partida para entender por qué tu sistema nervioso reacciona de forma más intensa. Te permite comprender mejor esas reacciones, pero también te da la responsabilidad de aprender a manejar la interpretación que haces de ellas.
La misofonía es también un mensaje emocional: a veces aparece en forma de “¡oye, que me tengas en cuenta!”, como una forma de reclamar presencia, respeto o espacio.
Que algo sea importante para ti, no convierte automáticamente al otro en culpable: muchas veces los valores que nos guían nos hacen sufrir, porque esperamos del otro algo que quizá no puede o no necesita ofrecer.
Aprender a separarte del estímulo, a no fundirte con él, es un proceso terapéutico clave: no se trata de negar lo que sientes, sino de poder elegir cómo responder a ello.
¿Cómo se vive con misofonía?: Testimonios reales
Muchas personas conviven con esta condición durante años sin saber qué les ocurre. Se sienten solas, incomprendidas o incluso avergonzadas por sus reacciones.
Una paciente lo explicaba así en una reciente entrevista para la radio pública vasca (EITB) (escúchala entera aquí):
“Durante mucho tiempo pensé que estaba loca. Que nadie más sentía esto. Me costaba dormir con mi hermana, no podía estudiar si había ruidos cerca… Ahora sé que no soy rara. ¡ Y esa sensibilidad necesita cuidado, no vergüenza!.”
Este tipo de testimonios ayudan a visibilizar que la misofonía existe y tiene un abordaje posible, siempre que se trabaje desde un enfoque respetuoso, empático y bien informado.

¿Se puede tratar la misofonía?: tratamiento terapéutico y especializado
Sí. Aunque hoy por hoy no existe una “cura” definitiva, sí existen herramientas clínicas y terapéuticas eficaces para reducir el malestar, mejorar la regulación emocional y recuperar espacios de bienestar.
En nuestra consulta trabajamos con personas que conviven con misofonía desde un enfoque integrador, emocional y corporal.
No solo hablamos del sonido: exploramos tu relación contigo misma, con tu entorno y con lo que interpretas que los demás hacen o dejan de hacer.
Objetivos terapéuticos habituales
Entender cómo reacciona tu sistema nervioso y cómo lo puedes calmar.
Ampliar tu capacidad para interpretar los actos de los demás desde otros lugares (no todo es contra ti).
Construir una narrativa más compasiva sobre tu sensibilidad.
Establecer límites y necesidades desde un lugar firme pero no reactivo.
Diferenciar entre el deseo de control y el deseo de bienestar.
No estás solx, ni exageras: lo que sientes tiene sentido
La misofonía es más común de lo que pensamos, pero todavía poco visibilizada. Vivirla en soledad solo refuerza el aislamiento. Buscar ayuda es un acto de cuidado y responsabilidad contigo.
Si sientes que algunos sonidos te desbordan y no sabes cómo manejarlo, podemos trabajarlo juntas. Tu sensibilidad no es un error de fábrica, es una parte de ti que necesita ser acompañada.
¿Quieres saber más o agendar una sesión para valorar tu caso?
Desde Celia Misofonía estaremos encantadas de acompañarte en este proceso, sin juicios, sin etiquetas, y desde la posibilidad real de construir una convivencia diferente con esta condición. Y por si esto te genera dudas, no te preocupes ¡LO ENTENDEMOS! así que te invitamos a echarle un ojito a las opiniones de nuestros pacientes.
