¿Cómo explicarle a tu entorno qué es la misofonía sin sentir que estás pidiendo demasiado?
Vivir con misofonía no solo te pone en alerta frente a ciertos sonidos: te confronta con la incomprensión cotidiana.
Y cuando ese dolor se suma a la frustración de no ser entendido, lo que debería ser un espacio seguro (tu familia, tus vínculos cercanos) se convierte en un terreno hostil.
El dolor de sentirse juzgadx o minimizadx.
Es un dolor silencioso. El de tener que justificar lo que sientes. El de escuchar cosas como:
- “Tienes que aprender a ignorarlo.”
- “Estás exagerando.”
- “No puedes pretender que el mundo se adapte a ti.”
Y una parte tuya empieza a preguntarse:
¿Será que sí estoy exagerando?
¿Estoy pidiendo demasiado?
¿Soy el problema?
Pero no. Tú no eres el problema. El problema es la falta de comprensión sobre algo real.
Cómo usar metáforas que realmente conectan:
Cuando las palabras técnicas no alcanzan, las imágenes emocionales ayudan. Estas metáforas pueden ser tus aliadas:
- “Mi sistema nervioso reacciona como si estuviera ante un peligro real, aunque sea un sonido cotidiano para otros.”
- “No es que el sonido me moleste. Es que me invade, como si me estuvieran empujando desde dentro sin que yo pueda frenarlo.”
Estas metáforas invitan a la empatía, porque llevan a la otra persona a imaginar cómo lo viviría si fuera ella.
Frases clave para que te escuchen desde el respeto
Puedes usar frases como:
- “No estoy tratando de controlar lo que haces, solo necesito que entiendas cómo me afecta.”
- “Lo que siento no es una molestia. Es una reacción involuntaria que me genera sufrimiento real.”
- “No necesito que lo entiendas al 100%, pero sí que me escuches sin juzgarme.”
Estas frases no son para convencer. Son para marcar el límite entre pedir ayuda y mendigar comprensión.

Si sufres misofonía sonidos como las vibraciones o zumbidos pueden suponer una tortura
❌ Lo que NO necesito:
- Que me digas que “es psicológico” como si eso lo hiciera menos real.
- Que me corrijas, minimices o te burles del tema.
- Que me trates como si fuera exagerado/a o manipulador/a.
- Que me obligues a justificar cada vez por qué algo me activa.
- Que me digas que “todo el mundo tiene cosas peores”.
✅ Lo que SÍ necesito:
- Créeme, aunque no lo entiendas del todo.
- Estate abierto a mis preguntas, por muy irracionales que te parezcan es importante que quien sufre esta condición pueda resolver estas dudas de manera abierta y sin recibir juicios o minusvaloración por plantearlas. Y por tu lado, poner a disposición de la otra persona su apoyo y cariño para ayudarle a manejar los síntomas (como signos de complicidad, palabras de reconforte etc.
- Infórmate sobre la misofonía. No esperes que te lo expliquen todo.
- Explora lo que hay detrás: estrés, ansiedad pueden estar presentes también.
- Fomenta espacios de calma. Anímale a practicar métodos que reduzcan la ansiedad, como respiración profunda o mindfulness, y considera participar juntos en estas actividades (siempre y cuando no se convierta en una tarea obligatoria, sino más bien, una actividad cuyo significado sea el de proporcionar ayuda, comprensión y disponibilidad emocional, siempre que la otra persona esté de acuerdo)
- No te lo tomes como algo personal si la otra persona necesita espacio.
- Evita forzar exposiciones a sonidos. Eso debe hacerse solo con acompañamiento profesional.
- Pon también tus límites. No permitas ataques o reproches injustificados: el autocuidado es mutuo.
Que utilices frases como:
- ‘Estoy contigo, aunque no lo comprenda del todo’.
- Siento que este sonido te irrite, ha de ser difícil
- No estoy haciéndolo adrede, estoy “comiendo/respirando” simplemente, aunque entiendo que por tu misofonía lo experimentes así
- ‘¿Necesitas alejarte un momento?’
Estas frases calman más que cualquier explicación.

Misofonía: Qué hacer si siento que no me entienden
Aquí llega una verdad dura pero liberadora: hay gente que no va a poder entenderte.
No porque seas difícil, sino porque no tienen las herramientas para sostener lo que no viven.
Entonces, el foco cambia: ya no se trata de explicar para ser aprobado, sino de elegir con quién te puedes mostrar sin disfrazarte.
- Practica el autocuidado: está bien poner distancia cuando te hacen daño.
- Cultiva vínculos donde puedas bajar la guardia.
- Deja de esperar comprensión de quien siempre te responde con juicio.
No estás pidiendo demasiado. Estás pidiendo lo justo: ser escuchadx y creídx.
Y eso no es un lujo. Es un derecho.
Vivir con misofonía es muy difícil, tanto para quien la sufre en primera persona como para quienes están alrededor. Estar ahí, desde el respeto, paciencia y cuidado, puede hacer que ese sufrimiento sea más manejable.
No hace falta hacerlo perfecto, solo estar de verdad.
