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Si sufres de misofonía, seguro que has experimentado cómo los sonidos cotidianos pueden volverse insoportables. Afortunadamente, hay tratamientos efectivos para aliviar esta condición y mejorar tu calidad de vida. En este artículo, descubrirás el mejor tratamiento para la misofonía

Nuestro enfoque para tratar la misofonía, se centra en un tratamiento integral y multidisciplinario que aborda tanto los aspectos emocionales, cognitivos como los fisiológicos para esta afección.

Esto significa que por un lado, utilizamos estrategias y herramientas específicamente diseñadas para el abordaje de la misofonía. Y además, de forma paralela, adaptamos las técnicas que que más se adapten a tus necesidades y vivencias. Es decir, trabajamos tratando de evaluar de manera exhaustiva y pormenorizada la idiosincrasia de cada persona. 

De esta manera, adquiriremos técnicas que nos permitan manejar:  la hiperalerta ante la posible aparición de determinados sonidos, la ira y frustración desmedidas al escucharlo, o los pensamientos presentes en esos momentos como por ejemplo “podría masticar bien”, “es demasiado ruidoso”, “como puede no darse cuenta” o “encima que sabe lo que me provoca, parece que lo hace a posta”.

Así, podremos intervenir sobre nuestra respuesta cognitiva y emocional tanto en los momentos previos, durante y post reproducción de los sonidos propios de la misofonía.

SÍNTOMAS DE LA MISOFONÍA

La misofonía se caracteriza por el odio e intolerancia ante la presencia de ciertos sonidos específicos (respirar, caminar, masticar, toser, ladrar…). Y como probablemente sabes, estos ruidos pueden generar una reacción emocional abrumadora y afectar negativamente la vida cotidiana.

CAUSA DE LA MISOFONÍA

Aunque no se conoce la causa exacta de la misofonía, se cree que puede estar relacionada con una alteración en la forma en que el cerebro procesa y responde a los sonidos.

Algunas investigaciones sugieren que ciertas áreas del cerebro, como el sistema límbico y la amígdala, pueden estar involucradas en la respuesta emocional negativa a los sonidos desencadenantes en las personas con misofonía.

Además, la misofonía también puede tener un componente genético, ya que se ha observado que esta condición puede ser más común en familias con antecedentes de misofonía.

TRATAMIENTO PARA LA MISOFONÍA

Lo más importante es que nuestras sesiones sean para tí un espacio seguro.

La misofonía genera muchísimo malestar en la vida de quien la padece, por ello queremos que sea un momento en el que puedas expresarte, sin reprimir o culpabilizarte por todo aquello que esto supone en tu día a día.

Un espacio en el que explorar tus desencadenantes y trabajar en estrategias de afrontamiento ante las hasta ahora, reacciones incontrolables. Siempre adaptado a tus necesidades y objetivos personales.

A través de técnicas terapéuticas te ayudaremos a comprender las raíces de tu misofonía y a desarrollar habilidades prácticas para eliminar la ansiedad y el malestar asociados a los desencadenantes sonoros.

 

CONCIENCIA EMOCIONAL

La conciencia emocional sobre las sensaciones implicadas en tu misofonía, nos permitirá  adquirir estrategias que nos permitan manejar aquellos pensamientos, creencias y emociones que a día de hoy intervienen en nuestra misofonía.

De esta manera, adquiriremos técnicas de regulación cognitivo-emocional que nos permitan manejar:  la hiperalerta ante la posible aparición de determinados sonidos, la ira y frustración desmedidas al escucharlo, o los pensamientos presentes en esos momentos como por ejemplo podría masticar “bien”, o “encima que lo sabe parece que lo hace a posta”. 

Así, podremos cambiar nuestra respuesta cognitiva y emocional tanto en los momentos previos, durante y post desencadenantes de la misofonía.

Para esto también contaremos con la adquisición de técnicas efectivas de desactivación. Cuyo objetivo es reducir la ansiedad y el estrés asociados con esta condición.

Algunas de las técnicas de relajación que se pueden utilizar incluyen la respiración profunda, la meditación y el mindfulness. Estas técnicas serán otra herramienta más para ayudarnos conocer y  calmar la mente y el cuerpo

ENTRENAMIENTO ATENCIONAL Y DISCURSO INTERNO

Nuestros niveles de activación, también se encuentran relacionados con las auto-instrucciones que nos damos cuando aparecen esos ruidos.

Entre ellas, probablemente identificarás como familiares las palabras de “venga aguanta” “bueno ya pasará” o “venga que seguro que no lo escuchas”.

Estas instrucciones a priori pueden tener mucho sentido, pero son totalmente opuestas al control de la misofonía. Más bien, nos mantendrán el oído y la atención pegados a ese sonido para comprobar si “ya ha pasado”, “a ver si lo estoy escuchando” o “a ver cómo de bien estoy aguantando”. Spoiler: cada vez el sonido se hará más intenso, más intolerable y nosotr@s cada vez estaremos más cerca de explotar.

Por ello, flexibilizar y modificar estas instrucciones en nuestro discurso interno, a la vez que ponemos en marcha estrategias de manejo del foco de atención, es otro de los puntos clave de la terapia para la misofonía.

La atención es una capacidad limitada, y que se puede entrenar. Es decir, es posible aprender a  dirigir nuestro foco hacia aquellas cosas que nosotros elegimos. Y esto puede lograrse a través de la implementación de ejercicios de foco y des-focalización.

Misofonía

ACERCAMIENTO PROGRESIVO

El objetivo último de nuestro tratamiento para la misofonía es crear una amplia caja de herramientas. Una caja que perfeccionaremos y de la que echaremos mano cuando lleguemos a la fase de reentrenamiento del sonido y la exposición progresiva.    Sé que en ocasiones solo hablar del término exposición, puede hacer temblar a una persona que padece misofonía.

Ya que en muchos casos, tratando de encontrar un remedio para la misofonía, hay personas que han pasado por procesos horribles en los que la palabra “exposición” ha significado básicamente un: -escucha este sonido y aguanta todo lo que puedas-. Nada más lejos.

En nuestro método de trabajo este tipo de intervenciones están catalogadas prácticamente de tortura medieval (con un poquito de humor y exageración), y en ningún caso se implementan de ese modo.

Más concretamente esta fase consiste en utilizar en primer lugar sonidos neutrales o mínimamente desencadenantes, ante los cuales implementar las técnicas previamente adquiridas. Poquito a poco, conforme  vayamos comprobando que podemos afrontar el manejo de estos sonidos, iremos utilizando desencadenantes de mayor dificultad. Lo que nos permitirá descondicionar la asociación cognitivo-emocional del “no puedo soportarlo y entro en pánico”.

Este proceso nos permite ir comprobando que puedo manejar esas sensaciones y que mi activación no se dispara como previamente lo ha hecho.

En definitiva, conseguimos que poquito a poco a nuestro cerebro se sienta seguro de que, con esa cajita de herramientas, ahora puede seleccionar y llevar a cabo la que más necesite cuando ese “odioso sonido” se reproduce. Afianzando la creencia de que ahora, poniendo en marcha lo aprendido, ni la ira, ni la frustración ni esa horrible ansiedad descontrolada aparecen. Finalmente, esos sonidos dejan de ser estímulos “dañinos” para nuestro cerebro, desactivándose la hipervigilancia constante y el estado de alerta que hasta ahora trabajaba con el fin de “protegernos”.

CONSEJOS ADICIONALES PARA ALIVIAR LA MISOFONÍA EN LA VIDA DIARIA

Además de los tratamientos mencionados anteriormente, existen algunas estrategias adicionales que puedes utilizar para aliviar los síntomas de la misofonía en tu vida diaria. Algunos consejos útiles incluyen:

  1. Establecer límites claros con las personas de tu entorno y explicarles tu condición para que puedan ser más comprensivas. Hacerlo desde un diálogo asertivo, fuera de los episodios incontrolables de la misofonía, hará que las otras personas se muestren más abiertas a comprender tu malestar sin percibirlo como “un ataque directo y/o personal”.
  2. Trata de identificar tus emociones. Conocer y regular tu estado emocional durante tu día a día, intentar responder y cuidar de tus necesidades emocionales, aplicar estrategias de relajación y autocuidado puede ayudarte a manejar tus emociones, también en los momentos en los que se reproduzcan esos sonidos.                                
  3. No te obligues a exponerte. En consulta, a menudo las personas a las que acompaño me dicen que han intentado permanecer al lado de ese sonido y tratar de que “u cerebro se relaje y vea que no es peligroso”. No lo hagas. Sin la aplicación de herramientas adecuadas durante esos epiosidos, lo único que conseguiremos es que nuestra ansiedad se eleve y nuestro cerebro condicione aún más a ese sonido como “algo horrible que me hace sufrir y que he de evitar escuchar”. Instaurando aún más la alerta constante en nuestra vida, ante su posible aparición.
  4. Infórmate: la información es poder. Y conocer qué es lo que nos ocurre, es un gran alivio para los propios síntomas. Nos suele pasar con las enfermedades. Una vez sabemos que lo que tenemos es un catarro. o que nos duele la cabeza debido a la acumulación de tensión en nuestra espalda, ese dolor se hace más llevadero. Si quieres conocer más detalles sobre la misofonía, te invito a seguirnos en Instagram (@celia_misofonia), donde podrás encontrar numerosos vídeos y conocer a personitas que comparten tus mismas experiencias. 

CONCLUSIÓN

La misofonía puede ser una condición que puede llegar a ser muy limitante y  afectar la calidad de vida de quienes la padecen.

Si sufres de misofonía, no dudes en buscar ayuda y explorar las opciones de tratamiento disponibles para ti. 

¡Recuerda que hay esperanza e impedir que sea la misofonía quien lleva las riendas de tu vida!

¿Quieres saber más? ¡HABLEMOS !