¿Qué me pasa si me irritan mucho algunos sonidos?
¿Te ocurre que ciertos ruidos cotidianos —como masticar, sorber, teclear o respirar fuerte— te resultan insoportables y te generan irritación, rabia o incluso ganas de huir?
No es que seas demasiado sensible ni que tengas “manías raras”: lo que te ocurre puede tener nombre y explicación científica. Se llama misofonía, y afecta a más personas de lo que imaginas.
En este artículo te contaré qué es la misofonía, por qué aparece y cómo impacta en el día a día, con ejemplos cercanos y datos respaldados por la investigación científica.
¿Qué la misofonía?
La misofonía es una condición neurológica en la que ciertos sonidos específicos desencadenan una reacción emocional intensa y desproporcionada, normalmente de ira, ansiedad o asco.
A diferencia de la simple molestia que cualquiera puede sentir ante un ruido fuerte, en la misofonía hablamos de sonidos cotidianos y suaves —como el clic de un bolígrafo, un sorbo de café o la masticación— que activan una respuesta de alarma en el cerebro.
👉 Según investigaciones de Kumar et al. (2017), en la misofonía se observa una hiperactivación de la amígdala y la ínsula, regiones implicadas en el procesamiento de la amenaza, la ira y la percepción de injusticia.
¿Qué síntomas tiene la misofonía?
Reacciones emocionales
- Rabia o irritación desmedida.
Ansiedad creciente en presencia del sonido.
Sensación de injusticia o falta de respeto.
Reacciones físicas
Tensión corporal (especialmente en mandíbula, hombros, pecho).
Aceleración del pulso.
Deseo de huir o bloquearse.
Reacciones conductuales
Taparse los oídos, salir del lugar o discutir con la persona que produce el sonido.
Evitar espacios sociales (cenas, cines, reuniones) por miedo a que aparezcan los sonidos.
Intentar controlar o corregir constantemente al otro.
¿Por qué me irritan tanto algunos sonidos?
Aquí es donde la misofonía se diferencia de la simple “sensibilidad”:
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Tu cerebro interpreta esos ruidos como una ruptura de tu paz mental y tu control interno.
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Muchas personas describen la experiencia como si el otro les estuviera “retando” o “enfrentando”, aunque no sea intencional.
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La voz de la misofonía siempre trae consigo un guion: “esto es injusto, podrían evitarlo, no me tienen en cuenta”.
Aunque pueda haber algo de verdad en que el sonido es molesto, la reacción visceral de odio o rabia no está justificada por el contexto: está amplificada por cómo tu sistema nervioso procesa ese estímulo.
¿Qué puedo hacer si me irritan los sonidos? Estrategias eficaces
1. Regulación emocional consciente (no represión)
No se trata de aguantar la emoción, sino de regular el sistema nervioso. Se aplican técnicas de respiración, escaneo corporal y activación emocional en momentos tranquilos, para crear un colchón de calma con el que responder mejor ante los sonidos
2. Escucha interna y cuestionamiento del guion emocional
Antes del sonido ya puede haber tensión, cansancio o exigencia. Parte del trabajo es reconocer qué sucede en tu cuerpo y pensamientos: “¿Por qué reacciono con ira?”, “¿Qué me estoy diciendo en ese momento?”. Así se interviene sobre el guion que alimenta la explosión emocional
3. Entrenamiento atencional: recuperar el foco libre
Se entrena la atención hacia otros estímulos (visuales, sonoros neutros…), aprendiendo a redistribuir el foco para que el sonido no acapare tu percepción
4. Exposición progresiva acompañada, no forzada
De forma gradual y segura, se trabaja el acercamiento al sonido desde espacios con recursos de regulación emocional ya consolidados. No se propone “aguantar”, sino recondicionar la respuesta del sistema nervioso paso a paso
5. Reformulación del diálogo interno
El discurso como “venga, aguanta” o “quizá no lo escuchas”, lejos de ayudar, refuerza la alerta. En su lugar, se construyen frases compasivas como “estoy en camino”, “hoy fue difícil, pero estoy aprendiendo”, para transformar la relación contigo, incluso tras un episodio difícil
6. Autocuidado emocional como base del cambio
Dormir bien, descansar, desconectar… estas acciones no son extra, sino fundamentales para reducir la reactividad emocional. Y también incluye establecer límites asertivos, pedir comprensión sin culpa, y cuidar tus pulsos internos
7. Pedir ayuda profesional especializada
Cuando la misofonía limita tu vida, un acompañamiento especializado, como el de Celia Incio, es esencial. Desde la evaluación profunda hasta un plan terapéutico personalizado que te permita reentrenar la respuesta emocional y recuperar tu vida.
Y nunca olvides la importancia de:
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Educación y autocompasión: entender que no eliges esta reacción reduce la culpa y la vergüenza
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Comunicación asertiva: expresar tu condición con calma y claridad, sin esperar que los demás la consideren como tú lo haces
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Acceso a tu red de apoyo: compartir lo que te ocurre con personas cercanas normaliza tu experiencia y alivia la presión emocional
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Solicitar ayuda profesional: muy indicado si la misofonía afecta tu bienestar, relaciones o productividad
En www.celiamisofonia.com somos profesionales colegiadas especialistas y dedicadas en exclusiva al trabajo con esta condición. Muchas personas han podido decirle adiós a la misofonía COMPRUEBALO AQUÍ
La misofonía es real, intensa y puede desgastarte, pero lo que te ocurre tiene solución interna. Con herramientas que actúan desde tu sistema emocional, atención y diálogo contigo, puedes recuperar calma y libertad.
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