¿Qué es la misofonía?
La misofonía es una condición neurofisiológica que provoca una reacción emocional intensa e involuntaria (como ira, ansiedad, rechazo o desesperación) ante sonidos cotidianos, especialmente cuando provienen de personas o entornos cercanos.
Quienes la padecen suelen describir una sensación de ira repentina, incomodidad extrema o incluso desesperación cuando se enfrentan a estos estímulos.
A pesar de su prevalencia, algunos estudios estiman que podría afectar hasta a un 20% de la población, muchas personas aún no saben que existe, o han vivido durante años creyendo que lo suyo era “una manía” o que “algo está mal en mí”.
Este desconocimiento genera no solo sufrimiento, sino también una sensación de invalidación y aislamiento.

¿Por qué tengo esta esta reacción emocional ante los sonidos?
Un sistema nervioso hipersensible en estado de alerta
La misofonía no tiene que ver con una cuestión de voluntad o carácter. No es una exageración.
La reacción intensa surge de una activación automática del sistema nervioso, que interpreta ciertos sonidos como si fueran una amenaza real. Esto desencadena una respuesta de lucha o huida, con síntomas físicos como tensión muscular, palpitaciones, sudoración o un deseo urgente de escapar o estallar.
Todo esto puede ocurrir en segundos y sin que la persona pueda evitarlo. En ese momento, el cuerpo está actuando como si se defendiera del peligro, aunque cognitivamente sepamos que “solo” es alguien respirando o comiendo.
La ira como síntoma y como defensa
Una de las emociones más frecuentes que acompañan a esta activación es la ira. No se trata de un enfado “normal”, sino de una reacción visceral, intensa, que muchas personas describen como incontrolable.
La ira no es el problema en sí, sino una señal de que algo en el entorno se percibe como desbordante o injusto. Sin embargo, cuando esta respuesta ocurre una y otra vez, en casa, en el trabajo, en espacios públicos, el malestar se multiplica y la persona comienza a anticipar los sonidos y a vivir en un estado de tensión permanente.

¿Por qué afecta más cuando el sonido viene de alguien cercano?
Curiosamente, la mayoría de las personas con misofonía reportan que los sonidos más insoportables no son los de la calle, sino los que provienen de sus familiares, vecinos, parejas o compañeros de trabajo.
Este fenómeno tiene una explicación: cuanto mayor es el vínculo emocional, mayor es la carga de expectativas, historia compartida y emociones reprimidas.
El cerebro, además, aprende a asociar ciertos sonidos a momentos de conflicto o sufrimiento del pasado, lo que intensifica la reacción.
No es extraño que muchos pacientes refieran una infancia marcada por la sensación de no ser comprendidos, de ser “los raros”, o de vivir en entornos caóticos donde el sonido se convirtió en un estímulo desbordante.

Así puedes tratar tu misofonía: herramientas especializadas
Sí, se puede tratar. Pero no desde la lógica de “tienes que aprender a tolerarlo”.
El abordaje psicológico efectivo no busca que la persona aguante o se resigne, sino que modifique la respuesta emocional y fisiológica que se activa ante el sonido.
Para ello, es fundamental intervenir en varios niveles: desde la regulación del sistema nervioso, hasta la exposición progresiva a los sonidos en un entorno seguro, el trabajo con las creencias automáticas que acompañan a la reacción, y la transformación del diálogo interno posterior.
En nuestro centro, utilizamos herramientas cognitivas, corporales y relacionales para acompañar a cada paciente en un proceso que no solo reduce los síntomas, sino que devuelve la sensación de agencia y calma interna.
Un elemento clave —y muchas veces invisible— en este proceso es la conversación interna que aparece después de la reacción.
La mayoría de las personas que acompañamos no solo sufren por el sonido, sino también por lo que se dicen a sí mismas después: “soy un monstruo”, “ya lo he vuelto a hacer”, “nunca voy a poder con esto”.
Esta autocrítica no solo genera culpa y vergüenza, sino que amplifica el dolor en el recuerdo del episodio. Si el malestar inicial era de 8, y le sumamos 10 más por la culpa y el juicio interno, la experiencia se convierte en un sufrimiento de 18. Y en el futuro, cuando esa persona anticipe de nuevo un sonido similar, su sistema nervioso recordará ese 18, no el 8. Esta anticipación aumenta la tensión y perpetúa el ciclo.
Hacernos conscientes del modo en que nos tratamos tras la reacción es un paso fundamental para reducir el impacto de los sonidos. Solo desde ahí, desde una mayor amabilidad y conciencia, podemos empezar a suavizar la respuesta automática del cuerpo.
“He perdido relaciones por no poder soportar cómo masticaban.”
“He tenido que mudarme cinco veces porque no aguantaba el sonido de los vecinos.”
“Como sola en mi cuarto desde hace años. Nadie lo entiende.”
“Sentí que no me querían solo por no poder estar en la mesa con el resto.”
Estos son solo algunos de los testimonios que escuchamos a diario. La misofonía no es una rareza ni una simple molestia: es una experiencia profundamente limitante y muchas veces solitaria. Por eso es urgente dejar de trivializarla y empezar a comprenderla.
Estos son solo algunos de los testimonios que escuchamos a diario.
La misofonía no es una rareza ni una simple molestia: es una experiencia profundamente limitante y muchas veces solitaria. Por eso es urgente dejar de trivializarla y empezar a comprenderla.
Si los sonidos afectan tu convivencia, tus relaciones o tu bienestar emocional de forma persistente, no lo dejes pasar.
La misofonía no tiene por qué marcar tu día a día para siempre. Con un abordaje adecuado y especializado, el sufrimiento puede transformarse y la relación con los sonidos puede dejar de ser una batalla constante.
La misofonía sigue siendo una condición invisibilizada, muchas veces malentendida incluso dentro del ámbito sanitario. Por eso es tan necesario visibilizarla, hablar de ella y ponerle nombre. Porque lo que se nombra, se puede atender. Y lo que se atiende, puede empezar a sanar.
Si te has sentido reconocida/o en estas líneas y convives con reacciones similares ante sonidos cotidianos, recuerda que no estás sola/o.
En nuestro centro contamos con un equipo especializado en el abordaje psicológico de la misofonía, desde una mirada integral, rigurosa y cercana.
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🔗 www.celiamisofonia.com
- Y si, como es normal, tienes dudas acerca de la eficacia de la terapia para la misofonía, aquí puedes consultar todas las opiniones de personas que ya han puesto fin a su misofonía <OPINIONES CELIA MISOFONÍA/li>
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