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 El “insufrible” ladrido del perro de los vecinos.

La verdad es que es un habitual disparador de la misofonía, y además tiene varias curiosidades.

Por un lado es llamativo que la misofonía NO se activa con el ladrido de los perros en general, sino que suele ser el ladrido de ESE perro.  

Y además suelen ser casos en los que vemos que su dueño “no lo cuida bien o que está todo el día encerrado sin parar de ladrar, o que incluso a pesar de haber contactado con los propietarios, nadie hace nada al respecto.

Esto, aumenta la sensación de falta de respeto, de injusticia e incrementa la fijación por ese sonido. 

El “click click” del bolígrafo y por si fuera poco, la burla 

Hace unos días, una de las personas con misofonía que veo en consulta, me contó lo que le había ocurrido en el trabajo.

Ya sabéis que yo suelo animar a que habléis sobre ella, pero siempre sabiendo que habrá personas que lejos de mostrar empatía, le quiten importancia. 

No obstante, este caso va más allá.

Él mencionó a uno de sus compañeros que en ocasiones el click click click con un boli, que algunas personas hacían sin darse cuenta, le hacía sentirse fatal y se tenía que salir prácticamente corriendo.

Destacar, que él siempre habla de la misofonía desde la más tierna tranquilidad y claridad. Sabe que no es algo que tenga que esconder, aunque siempre habrá personas que no cuenten la capacidad de ponerse en su piel.

En este caso, la respuesta que obtuvo es que la otra persona cogió un bolígrafo e hizo “click click click” en su cara mientras se reía. 

Nunca se nos ocurriría encerrar a una persona con agorafobia en un ascensor, aunque para ti no fuese nada que te provocara ansiedad.  Y es que el sufrimiento no es más o menos importante en función de lo que lo provoque. 

Porque, objetivamente, esa araña tampoco te haría nada.

La cucharilla de postre

Nunca, un yogurth parecería sospechoso de llegar provocar semejante reacción.

Pero la verdad es que otro de los sonidos que habitualmente provocan misofonía, es este, el que hace una cucharilla de postre  (o cualquier otro cubierto) al chocar contra los dientes o contra la propia taza o plato.

En concreto, recuerdo a una persona que me decía al inicio de la terapia que “ya solo ver a su pareja abrir la nevera le ponía MUY nerviosa”. Sabía lo que iba a pasar y quería huir de ahí. No podía evitar mirarle como si lo que hubiese cogido no fuera el postre, sino un cuchillo que le fuese a clavar” 

Si sufres misofonía o lo vives a tu alrededor, sabes de lo que te estoy hablando. 

Y no, no controlas lo que sientes en ese momento, pero si decides hacer un trabajo terapéutico esto puede cambiar. ¿Acaso no te gustaría recuperar tu relación con los yogures de tu nevera? 

Las personas “TCH”

A raíz del trabajo con personas que sufren misofonía, me he otorgado la licencia de bautizar uno de los sonidos más recurrentes como el sonido TCH

Seguro que si lo piensas, hay alguna persona a tu alrededor que al hablar utiliza eh mmmm… esta coletilla. 

Pues las personas TCH son aquellas que o bien utilizan “tch””, entre medias de algunas frases, o para expresar negación (por ejemplo “tch tch no lo hagas”) o frustración porque no son capaces de explicar o acordarse de algo.  

O por otro lado, hacen este sonido al separar los labios abriendo la boca. Algo parecido al sonido que hacen los bebés al dormir, pero que en adultos, suele darse al terminar de comer, o al estar en un estado de relajación

Ser una persona “tch” no implica nada negativo

No obstante, más de una de las personas a las que acompaño en el proceso de tratamiento de la misofonia, estarían encantadas de penalizar su uso en tus conversaciones.