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¿Por qué sufres misofonía? relación entre personalidad y odio a los ruidos

En este artículo, abordamos la conexión entre la personalidad anancástica (obsesiva) y la misofonía, una relación que puede ayudarnos a entender mejor nuestras reacciones ante determinados sonidos.

La misofonía es una condición neuropsicológica caracterizada por una reacción emocional extrema e inmediata ante ciertos sonidos cotidianos. Esta reacción suele ir acompañada de emociones como enfado, irritabilidad, ansiedad o necesidad urgente de escapar de la situación.

Principales síntomas de la misofonía:

  • Irritación intensa ante sonidos como masticar, respirar fuerte, toser o teclear.

  • Reacción de huida, enfado o malestar desproporcionado.

  • Dificultad para concentrarse cuando aparece el sonido desencadenante.

  • Aislamiento social como forma de evitación.

  • Culpabilidad o confusión por no poder controlar estas emociones.

¿Cuáles son las causas de la misofonía? Una mirada desde la personalidad

Aunque aún no se conoce una causa única y definitiva para la misofonía, la evidencia científica actual apunta a una combinación de factores:

1. Hiperconectividad neurobiológica

Estudios de neuroimagen han demostrado una activación excesiva de la ínsula anterior (zona relacionada con las emociones) ante sonidos gatillo, lo que explicaría la intensidad de la reacción.

2. Experiencias previas y aprendizaje

Asociaciones negativas construidas desde la infancia o situaciones vividas con malestar emocional pueden haber creado una sensibilidad aumentada.

3. Rasgos de personalidad obsesiva o anancástica

Aquí encontramos una clave importante: las personas con rasgos de personalidad anancástica tienden a vivir el entorno con una alta necesidad de control, orden y previsibilidad. La misofonía puede ser una expresión emocional de esa necesidad rota ante un estímulo externo impredecible: el sonido.

 

¿Qué es la personalidad anancástica u obsesiva?

La personalidad anancástica (también conocida como personalidad obsesiva) se define por una serie de características psicológicas centradas en el perfeccionismo, la rigidez mental y la necesidad extrema de control.

Rasgos frecuentes en personas con personalidad anancástica:

  • Preocupación excesiva por los detalles, las normas y la organización.

  • Necesidad de hacer las cosas “correctamente”, sin errores. Ej., tener especial consideración por el resto, desempeñar su trabajo o rendimiento académico de manera correcta, tener a raya ciertas emociones que puedan ser consideradas “exageración”. 

  • Dificultad para delegar tareas o confiar en otros.

  • Baja tolerancia a la incertidumbre o lo inesperado. Ej., que te cambien los planes a última hora, situaciones imprevisibles que disparen emociones de malestar son vividas con mayor sufrimiento.

  • Autoexigencia extrema, exigencia hacia lxs demás y necesidad de “sentirse tenidos en cuenta de manera reiterada”. Ej., no soportar que alguien lleve a cabo una infracción al volante.

¿Cuáles son las causas de la misofonía? Una mirada desde la personalidad

En nuestro trabajo clínico en Celia Misofonía, hemos observado un patrón recurrente: la combinación entre misofonía y personalidad anancástica potencia la intensidad emocional ante los sonidos.

¿Por qué ocurre esto?

  • Los sonidos imprevisibles rompen la sensación de orden y control.

  • La mente anancástica interpreta esos estímulos como “errores” o “agresiones”.

  • La respuesta emocional es más intensa porque la frustración no se tolera bien.

  • La autocrítica posterior agrava el malestar: “¿Por qué no lo puedo soportar como los demás?”

¿Cómo manejar la misofonía en personas con personalidad anancástica?

El abordaje terapéutico debe ser integral y personalizado, teniendo en cuenta tanto la reactividad sensorial como los patrones de pensamiento rígidos. Algunas claves que trabajamos en nuestros programas incluyen:

1. Conciencia emocional y psicoeducación

Comprender qué es la misofonía y cómo los rasgos de personalidad influyen en nuestra forma de sentirla es fundamental para no culpabilizarnos.

2. Regulación del sistema nervioso

Técnicas como la respiración diafragmática, mindfulness o visualizaciones ayudan a rebajar la hipervigilancia y reducir la intensidad de la reacción.

3. Trabajo psicoterapéutico sobre la rigidez cognitiva

En terapia, ayudamos a flexibilizar pensamientos perfeccionistas, reducir el control mental excesivo y aceptar que el entorno no siempre se adapta a nuestras expectativas.

4. Entrenamiento en tolerancia al malestar

No todos los estímulos se pueden eliminar, pero sí podemos modificar nuestra relación con ellos. Este es uno de los pilares del cambio.



Conclusión: comprender la personalidad obsesiva nos da claves para abordar la misofonía de forma integral

 

En Celia Misofonía creemos firmemente que entender el contexto psicológico y emocional que rodea a la misofonía es tan importante como conocer sus manifestaciones sensoriales. A menudo, las personas que llegan a nosotros no solo se sienten abrumadas por los sonidos que desencadenan sus reacciones, sino también por la incomprensión que experimentan en su entorno y la frustración interna por no poder “controlar” lo que sienten.

Lo que muchas veces no saben —y que es clave en el proceso terapéutico— es que la misofonía no es un problema aislado. Está profundamente entrelazada con la forma en la que procesamos el mundo, nuestras emociones, nuestras experiencias pasadas y, en muchos casos, con una personalidad altamente perfeccionista, exigente y orientada al control, como ocurre en los perfiles anancásticos.

Cuando vivimos con una estructura mental rígida, en la que buscamos orden, previsibilidad y resultados perfectos, cualquier elemento externo que irrumpe en esa “organización” —como un sonido inesperado, repetitivo o molesto— puede percibirse como una amenaza. No solo por el ruido en sí, sino porque pone en jaque nuestra necesidad interna de equilibrio, de que las cosas “sean como deben ser”. Esto dispara una respuesta emocional intensa, que no siempre podemos racionalizar, pero que sentimos como profundamente real y desbordante.

En este sentido, reconocer que nuestros patrones de pensamiento influyen en cómo vivimos la misofonía es un primer paso muy poderoso. No se trata de culpabilizarnos, sino de tomar conciencia. Saber que detrás de esa sensibilidad auditiva hay también una historia de autoexigencia, de tensión sostenida, de intentar tenerlo todo bajo control… nos abre la puerta a trabajar en un plano más profundo.

Desde nuestra experiencia clínica, hemos visto que las personas que comienzan a flexibilizar su mente, a soltar la perfección como único camino, y a construir una relación más amable consigo mismas, también empiezan a reducir el impacto de la misofonía en su vida diaria.

No se trata de eliminar todos los sonidos molestos del entorno (algo imposible), sino de modificar la forma en que nos relacionamos con ellos, entendiendo por qué nos afectan tanto, y construyendo nuevas herramientas para regularnos.

La misofonía puede ser una invitación a escucharnos, a flexibilizar nuestros miedos y tendencias rígidas.

En Celia Misofonía, acompañamos a cada persona en ese proceso de autoconocimiento y cambio. Porque no se trata solo de convivir con la misofonía, sino de construir una vida más libre, calmada y coherente con quienes realmente somos.

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